Peces Raros, la electrónica y el cambio de época en la música de La Plata

Juan Facundo
10 min readMay 24, 2024

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(Informe publicado originalmente en Silencio en marzo del 2022)

(Luciana Demichelis — Peces Raros en Casa Milton — 2016)

Los últimos años de la música de La Plata han consolidado a la canción electrónica como el sonido de época. La forma en la que el rock y el llamado indie local incorporaron de forma progresiva elementos sonoros que les eran ajenos generó una transformación y una nueva corriente que desde el 2016 se consolidó de forma definitiva con un cambio de foco como principal novedad: shows ligados al cuerpo y el movimiento como objetivo principal. La antesala de esa fusión carnal de la ciudad con la música electrónica se dio con Peces Raros como punta de lanza y la presentación de Parte de un mal sueño, su segundo disco. Desde ese punto de partida, el grupo comenzó a construir su propia identidad, algo que profundizaron luego en Anestesia (2018) y Dogma (2021). Mientras la banda de Marco Viera y Lucio Consolo navegaba su propia experimentación, propiciaron un lugar para que muchos otros grupos hagan lo propio y a su forma. Para este primero de abril, el anuncio de una colaboración entre Trueno, el rapero de La Boca, y Peces Raros, será la vidriera de masividad que el grupo platense no tuvo hasta el momento pero por la cual viene trabajando hace años.

El segundo disco de Peces Raros, ese que presentaron el 16 de mayo del 2016, fue el catalizador de una escena que comenzaba a mutar, e hizo las veces de caldo de cultivo para la explosión posterior del nuevo sonido platense. Fue el espejo en el que luego se miraron bandas como Fus Delei, B-Sides, Trazante, Joyaz, Laika Perra Rusa o Varese, montones de músicos que esa noche estuvieron allí como público y que luego se hicieron carne de ese calor y esa búsqueda de Peces Raros para abrazar la electrónica con sus propios proyectos. “Ese día fue todo muy apretado y caótico”, recuerda Marco Viera, guitarrista de Peces. “Nuestros shows en ese momento se transitaban con mucha energía. Había algo muy rockero, era como una rave de borrachines. Eran fiestas electrónicas de gente que no curtía electrónica”, dice. “El contexto es clave para poder entender esos discos”, dice Manu Tello, integrante de Varese, una de las bandas que más y mejor está explotando la canción electrónica en la ciudad. “El sentido del baile mezclado con una declaración política me parece que fue bisagra. Es un disco muy rupturista, que dice mucho y tiene una carga sobre la palabra que en la electrónica no estaba tan desarrollado. Además éramos 300 personas en un lugar pequeñísimo, un síntoma de época”.

Con el cambio de gestión y la asunción de Cambiemos en 2015, la política cultural de la ciudad se vio traducida en una cruzada voraz de clausuras a espacios culturales. Los lugares más emblemáticos como Pura Vida, Casa Unclan o Guajira fueron cerrados y de esa forma el estado empujó a la clandestinidad a toda la juventud. Esa situación generó la proliferación de pequeños espacios o casas que eran abiertas para cobijar la música que seguía activa en la ciudad. Juan, por ejemplo, quien luego lideraría la banda Trazante, abrió la casa que había sido de su abuelo Milton y allí recibió fiestas, recitales y un sin fin de actividades en un lapso corto de tiempo. En el living de la plata baja, Peces Raros presentó su segundo disco ante 200 personas o más, según a quién se le pregunte.

La música electrónica no es nueva en La Plata. En un trabajo para rastrear su origen, el periodista José Maldonado en una crónica escrita para el libro “Crónicas” de editorial La Comuna, señala al grupo Víctimas del Baile como uno de los principales precursores. Rudie Martínez, Francisco Bochatón y Alfredo Calvelo fueron un trío de techno industrial con una propuesta desafiante para su tiempo, por sonido y estética. “Ese debut de Víctimas del Baile en 1988 fue la primera vez que en La Plata sonó techno tocado en vivo”, le afirmó Rudie Martínez a José.

Luego de ese grupo iniciático, cada uno de sus integrantes tuvo sus propios proyectos. Francisco Bochatón integró Peligrosos Gorriones, parte de la renovación del nuevo rock argentino y el sonido alternativo. Rudie Martínez, por su parte, creó Audio Perú, la banda que con una propuesta 100% techno obtuvo un guiño de Cerati y el reconocimiento de parte del mainstream y artistas como Charly Alberti, Tweety González, Daniel Melero o Fabio Rey de Los Brujos. Luego vendrían otros grupos y su reconocido rol como DJ en bares de la ciudad hasta llegar a Adicta, uno de los grupos insignia del glam pop argentino.

Los bares comenzaron a pasar más electrónica y los DJ se proliferaron. O se proliferaron los DJ y los bares comenzaron a pasar más música electrónica. Nacieron los encargados residentes de musicalizar esos lugares y cada uno cultivó su estilo: acid house, techno, techno-pop, trip hop y tantos más. Así, desde mediados de los 90 en adelante y sumado a las casas y antros de la ciudad, lugares como El Tinto, Bazar X, Relieve o Barro fueron cobijando la movida electrónica de La Plata. El mote de favorito fue cambiando de manos hasta que, cerca de los 2000, un lugar fue -tan solo por unos meses hasta su clausura por parte de la municipalidad- el epicentro cultural, artístico, musical y performático de la movida electrónica: La Boutique. Un lugar que alcanzó carácter de mito que supo cobijar diferentes ramas de artistas y recibió en su pista a DJs como Luis Zerillo, más de 8 veces participante de la CreamFields, Javier Zuker o al mismísimo Hernán Cattaneo en el año 2000 en una visita especialmente pensada para la que fue su única presentación en La Plata.

Unos años después vendría la debacle económica y social del país que desembocaría en la crisis del 2001 de la mano del gobierno de La Alianza. Luego sucedería Cromañón y, junto con todo ese posterior panorama desolador, la profunda desilusión y descontento de una generación golpeada e imposibilitada de asistir y dar shows como lo venían haciendo se apoderaría del contexto. Así se dio el nacimiento de una corriente cancionera y lo-fi arraigada en los amigos, la incertidumbre y la falsa promesa del futuro: el indie platense. El Mató a un Policía Motorizado, 107 Faunos, Sr. Tomate, Shaman Herrera, La Patrulla Espacial y las visitas de los casi locales Prietto Viaja al Cosmos Con Mariano generaron el caldo de cultivo de un movimiento que creció de forma exponencial y dominó la música nacional por los siguientes 10 años, alcanzando un sonido identitario para la ciudad y un reconocimiento internacional para muchos de esos grupos.

(Luciana Demichelis — Peces Raros en Casa Milton — 2016)

Parte de un mal sueño fue el experimento del primer acercamiento de la banda a la electrónica o lo que, en ese momento, entendían de ella. “Fuimos metiendo en el estudio un poco lo que íbamos entendiendo que era el género”, dice Marco. “Fue lo más básico, un bombo en negra y algunos bajos estáticos, algo que se escucha en temas como ‘Parte de un mal sueño’ o ‘A donde quieras’. Todavía no teníamos sintetizadores, así que era muy guitarrero. Eso sí, lo de tocar todo el set seguido era la gran novedad acá”. Sin embargo, a fuerza de ensayo, los años que siguieron los llevaron a afinar la escucha y su propia experiencia. Todos los integrantes de la banda se transformaron en DJs y adquirieron las técnicas y estructuras necesarias para construir su relato sonoro. “Pensas las cosas en una configuración temporaria de 4, 8, 16 o 32 compases. Todo se maneja en esos tiempos y naturalizarlo nos costó. Hoy ya no lo pensamos, nos sale natural, nos miramos o levantamos una mano y ya sabemos que se cierra un ciclo o cambia algo, pero nos llevó años”, dice.

Esa noche en Casa Milton estuvieron, en forma de público, muchos de los músicos que luego llevarían adelante sus proyectos con ese pulso primario. Incluso también, tantos otros con bandas ya activas que transformaron su sonido junto con el cambio conceptual que comenzaba en la ciudad. La música local pasó de ser la canción con germen guitarrero y noise lo-fi intimista a ser un fenómeno netamente apuntado al cuerpo y el baile. “Yo creo que, como siempre, La Plata empezó a absorber cosas nuevas que estaban pasando”, analiza Tomás Randrup, bajista de B-Sides, la banda de house improvisado de gran crecimiento en los últimos tiempos. “En el último tiempo la electrónica fue tomando otra posición en Argentina. Creo que era un mundo mucho más específico que luego se fue abriendo. Acá se empezó a mezclar la cultura nocturna, el rock y todo eso con el oleaje de la electrónica. Laika Perra Rusa, Fus Delei o los mismos Peces Raros empezaron haciendo rock. Nosotros veníamos desde un lado más funk, pero todo eso externo nos empezó a entrar”.

Ese contexto y las variables que empezaron a torcer el curso de la música de La Plata no se regían estrictamente a lo artístico, sino también al momento social y cultural que se atravesaba. El cambio de gestión municipal y la llegada de Julio Garro con Juntos por el Cambio, su forma de cerrar espacios y su intención de cortarle la cabeza a la música y el movimiento natural de la ciudad impulsó un nuevo estadío, con nuevos obstáculos pero también nuevas inquietudes. Porque, al igual que Hidra de Lerna, cuando le cortaron la cabeza a La Plata, nacieron varias más desde la clandestinidad. “Esa coyuntura política frenó una escena y al mismo tiempo le abrió lugar a otra que pudo generar lo suyo”, dice Marco. “Eso generó una valoración extra o un objetivo común. Generó una fraternidad, un impulso. La idea de la censura y la persecución, por toda la historia que tenemos, hace sentir muy valioso eso que se está intentado censurar. Cuando se arma una fiesta electrónica y el productor tiene el riesgo de que caiga Control Urbano y se la clausure y pierda todo, al mismo tiempo te revaloriza el trabajo de esa persona. Lo negativo del obstáculo terminó siendo una fuerza. Hizo que la escena se consolide”.

Grupos como Fus Delei, Varese, Joyaz, B-Sides, Laika Perra Rusa, Vita Set, Firpolar, Acuática y tantos otros proyectos, formaron una corriente que, cada uno desde sus márgenes, generaron una transformación de sonido platense. “De hecho, nuestra primera fecha fue con Peces Raros”, recuerda Manu Tello, el guitarrista y productor que junto a Gonzalo Rojas forman Varese, el dúo de canción electrónica con orígenes en Mar del Plata que encontró en La Plata su lugar en el mundo. “Sentíamos que había un público con ganas de ese sonido y nosotros también. Así fuimos buscando humanizar la música electrónica. El orden de la computadora y el caos que podemos sumar nosotros son dos mundos en constante tensión. Tratamos de que los matices no sean todos desde las programaciones, queremos pasar el trabajo de laboratorio a la tracción a sangre”. Y ese público que ya demostraba disfrutar y necesitar de un sonido naciente en particular fue el que Manu y Gonzalo vieron en la presentación de Parte de un mal sueño en Casa Milton. “La cosa se empezó a oscurecer un poco más y la gente respondió juntándose y bailando. Fue una especie de liberación en un punto”.

B-Sides, por su lado, encontró en esa movida naciente un lugar donde cobijarse y sentirse parte. “Al principio nos sentimos un poco perdidos porque improvisábamos, pero hacíamos un intento de electrónica que nos dejaba en el medio de un dj o una fiesta y lo que sería un vivo de banda. Nos costó encontrar un lugar y en 2016 o 17 empezamos a sentir que había un lugar en el cual podíamos refugiarnos. Quizás nos influenció a nosotros también”, dice Tomás, bajista del grupo. “Esa fue la primera vez que sentí el impacto de Peces Raros. Me acuerdo que me quedé muy sorprendido. Empecé a ver un montón de gente que los seguía, a tener esa continuidad de poder seguir el rock y que se transforme en algo bailable. Ese día cambió la manera que yo tenía de entender a Peces Raros y después de todo eso se vino una oleada muy grande”.

El cambio de época musical corrió en paralelo a la forma en la que crecieron exponencialmente la cantidad de DJs en la ciudad. El circuito de fiestas, lugares especializados y la proliferación de DJs con sus diferentes búsquedas potenció la pulsión bailable de la ciudad de la mano de Vurkina con Val Spirito y Victória Jáuregui, La Danza de las Bestias, Paul Henta, Andrés Sábat, Sol Porro, Fach, Sol Ariens, Manu War, Basileus y muchísimos más. Para Peces Raros, lo que siguió desde allí en más fue la propia profundización de su búsqueda. Anestesia, su tercer álbum, abrazó la electrónica de forma más pura y Dogma, su último trabajo, fue una especie de pequeño retorno hacia la canción más tradicional sin abandonar sus herramientas sonoras identitarias.

Por otro lado, la transformación de época fue el resultado en conjunto de un montón de grupos que se sintieron parte de un movimiento en el mismo momento, guiados por las mismas inquietudes y enfrentándose a los mismos obstáculos. La nueva etapa de la música electrónica local le dio lugar a una camada de nuevos artistas que encontraron entre sintetizadores y el baile el espacio donde moverse y hacer mover al resto. Y para Peces Raros, eso en lo que estuvieron experimentando y trabajando hace años dentro de la sala de ensayo con espíritu casi matemático, tendrá un nivel de exposición inédito hasta el momento por el rapto de masividad que podrán alcanzar de la mano de una colaboración con Trueno, uno de los raperos más virales del momento, y eso que en algún momento fue parte de un mal sueño tal vez quedará a un lado.

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Juan Facundo

Periodista musical patagónico que vive en La Plata. Publicó en Rolling Stone, Silencio, elDiarioAr y más. Está en Mega 98.3