Chano en el Luna Park: una nueva oportunidad

Juan Facundo
4 min readMar 13, 2022

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Crítica del show originalmente publicada en Silencio.com.ar en noviembre del 2021 en el comienzo de la gira de Chano.

(Crédito: Cecilia Salas — Silencio)

Chano está vivo y sobre un escenario. Con el peso de esa afirmación podría comenzar y terminar la crónica del show que dio ayer en el Luna Park. Sin embargo, también sería quedarse inevitablemente corto, porque su primera presentación a tres meses de ser baleado por un policía y transitar una posterior internación fue una celebración, para nada lacrimógena, de su pasado, presente y -sobre todo- futuro como emblema del pop local, además de una de sus mejores versiones como cantante y performer. “Estoy un poco nervioso con esta situación”, dijo. “Les quiero pedir perdón por preocuparlos. A mi familia. A todo el mundo. Les prometo que voy a cambiar. Ésta vez, sí. En serio, amigos”.

Hola mi vida, no desconfíes de la música / Si algo te tira, te levantás. / Si te parece, puedo pasarte a buscar / Te llevo y te prometo una noche tremenda”, cantó al abrir el show con “Hola mi vida”, marcando el punto de partida y la promesa festiva con la banda en un segundo piso del escenario gracias a una puesta en escena imponente. “Tengo algún recuerdo del lugar dónde nací / Tengo la sospecha de que también fui feliz / Tengo tantas ganas de parar y de seguir / O de fugarme por algunos siglos de mí”, siguió con “Mis nochecitas de enero”. Esas primeras canciones, esa primera etapa del show, fue más bien un recordatorio en voz alta para sí mismo. Canciones que, además, narran las desventuras con los fantasmas de una enfermedad que lo atormenta hace tiempo pero que también esconden, en algunos recovecos, destellos de esperanza. Y desde allí se cantó a sí mismo. “Che, qué bien que los veo”, ironizó.

Aun en un show de entradas agotadas en uno de los estadios cubiertos más grandes de la ciudad de Buenos Aires pudo generarse un momento de intimidad. Para el siguiente tramo de canciones, descendió del cielo una pequeña plataforma con un sillón, un televisor y un piano, algo que hizo las veces de una pequeña habitación. Allí, Chano se sentó en el sillón y antes de hacer “Clara”, uno de sus últimos lanzamientos, dijo: “No sé si lo mejor está por venir, pero a mí me conviene pensarlo. No tengo la claridad absoluta de aseverarlo. Cuando nos ponemos en víctimas, permitimos hacernos daño a nosotros mismos. Lo importante es que cuando salga el sol voy a hacer mi vida. Pase lo que pase”. Pero ese momento de sincero y oscuro optimismo fue el paso previo al otro gran momento de la noche. “La persona más importante de mi vida”, dijo al invitar a Bambi, su hermano, al escenario.

Si Chano abrazó su pasado para mirar hacia adelante, cantar canciones de Tan Biónica junto a Bambi fue una de los grandes momentos del show. “Mira qué lindo, Bambi. ¡El Luna!”, le dijo con cierta inocencia cómplice y felicidad, recordando tantos shows del grupo en el mismo lugar. Lo que siguió después fue una catarata de temas recordados: “Obsesionario en La mayor”, “Arruinarse”, “Mis madrugaditas”.

Sin embargo, el momento de intimidad, sanación y reencuentro fue un poco más allá. Antes de hacer “La otra manera”, Bambi dijo: “¿Puedo contar la historia? Nunca lo contamos. Chano estaba en un lugar…”. “Estaba internado”, lo cortó Chano, con cruda sinceridad. Mientras grababan Hola mundo, estuvo internado por sus problemas de adicción y nunca lo hicieron público. Y si bien el disco ya estaba prácticamente terminado, a Chano le permitían usar la guitarra un sólo día a la semana, al igual que el teléfono. Pidió coordinar ambos privilegios y desde la clínica le dictó, como pudo, una canción más para el álbum. La última en entrar. “¿Quien te dió lugar y porvenir / En la obra que estaba terminada? / Mi canción esconde otra bien guardada / Inevitable y agotada / Como el don de tu nariz”.

Tras haber hecho las paces con su familia, con su pasado, con sus demonios, Chano se permitió mirar al futuro. Allí sorprendió al invitar al escenario a Dakillah y anunciar el estreno de una canción en colaboración. La gente no terminó de conectar, pero a continuación vino “Ciudad mágica” como para contrarrestar ese momento frío. Y lo que terminó prevaleciendo fue la gran presencia del grupo que Chano armó para rodearse y lanzarse a la aventura de su vuelta. Liderada por el guitarrista y productor Renzo Luca (Bizarrap, Luck Ra y un largo etcétera) la banda se completó con La Duke en teclados, Gero Peguino en batería, Agus Bragoni en guitarra eléctrica, Caro Conzoono en trompeta, saxo y cello y Milan en bajo. Y le dio al ex Tan Biónica paño suficiente para que pudiese jugar con libertad.

La fortuna, el trabajo de los médicos, sus pasos posteriores en la búsqueda de la sanación y la música como motor devolvieron a Chano a hacer lo que disfruta, a estar sobre los escenarios cantando. Para cerrar el show, Bambi volvió al escenario para hacer “La melodía de Dios”. Y si ese 4 de noviembre al que Chano volvía cada media hora estaba teñido, en sus orígenes, con un duelo brutal, repetitivo e infinito, esta nueva etapa quizá le permita resignificar la fecha. Porque éste 4 de noviembre al que podrá volver cada media hora será el recuerdo de un Luna Park celebrándolo con cariño, con miles de personas cantando emocionadas sus canciones a los gritos, y él prometiéndole a su familia, amigos y seguidores cambiar. Darse otra oportunidad. De una vez y para siempre.

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Juan Facundo

Periodista musical patagónico que vive en La Plata. Publicó en Rolling Stone, Silencio, elDiarioAr y más. Está en Mega 98.3